Los bloqueadores beta en dosis bajas son más efectivos que las dosis altas después de un infarto de miocardio

Los pacientes con infarto de miocardio tratados con bloqueadores beta en una dosis significativamente más baja (una cuarta parte) de lo que se usa en los ensayos clínicos tuvieron tasas de supervivencia iguales, ya veces mejores, que los pacientes que recibieron dosis más altas.

De hecho, los pacientes que recibieron una cuarta parte de la dosis normalmente recomendada experimentaron una disminución del 20-25 % en la mortalidad en comparación con el grupo de dosis completa.

Alrededor del 90 % de los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio actualmente reciben bloqueadores beta, una clase de medicamentos comúnmente recetados para mejorar la supervivencia y prevenir futuros ataques cardíacos.
Los betabloqueantes bloquean los efectos de la adrenalina en el corazón, reducen los latidos cardíacos irregulares y ayudan a prevenir la insuficiencia cardíaca.

El estudio observacional Resultados de la terapia con bloqueadores beta después del infarto de miocardio (OBTAIN) fue realizado por investigadores de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern en los Estados Unidos.
El objetivo era demostrar que el tratamiento de pacientes con bloqueadores beta en dosis que se usan en ensayos clínicos produciría mejores resultados de supervivencia que los pacientes tratados con dosis más bajas.
En cambio, se descubrió que los pacientes que habían recibido las dosis más bajas de betabloqueantes tenían una buena supervivencia y, en algunos casos, con la dosis más baja, incluso mejor.

El estudio fue publicado en el Journal of the American College of Cardiology.

El estudio examinó los datos de un registro multicéntrico de 6682 pacientes que habían sufrido un ataque al corazón.
Casi el 90% de estos pacientes estaban en tratamiento con bloqueadores beta. Todos los pacientes tratados con bloqueadores beta tuvieron una supervivencia más prolongada que los que no habían recibido estos fármacos.
Los datos no ajustados mostraron que de los que recibieron la dosis completa, el 14,7 % murió en dos años; entre los que recibieron la mitad de la dosis, 12,9% fallecieron; para un cuarto de dosis la incidencia de muerte fue del 9,5%, y entre los que recibieron una octava dosis, el 11,5% de los pacientes fallecieron. ()

Fuente: Universidad de Northwestern, 2015

2015