En estudios epidemiológicos, la ingesta de alcohol se ha asociado con un aumento de la presión arterial. Un metanálisis evaluó 15 ensayos controlados con un total de 2234 participantes, en los que la restricción de alcohol fue la única diferencia entre el grupo de control y el grupo de tratamiento activo.
Reducir el consumo de alcohol se asoció con una reducción significativa de la presión arterial sistólica y diastólica media, de 3,31 mmHg y 4,1 mmHg, respectivamente.
Xin X et al, Hipertensión 2001; 38:1112-1117